Las Carreras

Las Carreras – The Races Un premio, o más bien, dos premios, uno grande y otro pequeño, se le había premiado al corredor más veloz – pero no en una carrera de una vez, si no por una carrera de todo el año. “Yo obtuve el primer premio,” dijo el liebre. “Se tiene que hacer justicia, incluso cuando uno tiene parientes y buenos amigos entre el comité del jueces; pero que el caracol haya recibido el segundo premio, lo considero casi un insulto para mí". “No,” dijo la barandilla, quien fue testigo a la distribución de premios, “debe haber alguna consideración por la industria y perseverancia. E escuchado mucha gente respetable decirlo, y si lo entiendo. Al caracol le tomo medio año para cruzar el umbral de la puerta, pero se fracturo un hueso por tratar de andar de prisa. Casi se dio por vencido en la carrera, cargando con su casa en su espalda, que era por supuesto digno de alabanza, y así que obtuvo el segundo lugar.” “Yo pienso que deberían darme consideración,” dijo el Golondrino. “Imagino que nadie puede ser más veloz o volar más lejos de lo que yo he volado. Y yo he volado muy muy lejos.” “Eso sí que es muy desafortunado,” dijo la barandilla, “eres tan voluble, tan inestable; siempre debes estar viajando por tierras extranjeras cuando el frío comienza aquí. No tenéis amor a la patria en vosotros. No puede haber consideración por ti". “Pero suponiendo que e estado acostado todo el invierno,” dijo el Golondrino, “e estuve dormido todo el tiempo, ¿no tomara eso en consideración?” "Traiga un certificado de la vieja gallina de los pantanos, de que ha dormido la mitad de su tiempo en la patria; entonces será tratado con alguna consideración,” respondió la barandilla. "Me merecía el primer premio, y no el segundo", dijo el caracol. "Sé que el Liebre solo corrió por cobardía, y porque pensó que había peligro en la demora. Yo, en cambio, hice de la gestión el negocio de mi vida, y me he convertido en un lisiado... Si alguien tuviera un primer premio, debería haber sido yo. Pero no entiendo el parloteo y la jactancia, al contrario, lo desprecio". Y el caracol les escupió. "Puedo afirmar con palabra de juramento, que cada premio, al menos, aquellos por los que voté, fueron otorgados con justa y debida consideración", dijo el viejo puesto fronterizo de madera, quien era miembro del comité de jueces " Siempre actuó con el debido orden, consideración y cálculo. Siete veces ya he tenido el honor de estar presente en la distribución de los premios y votar; pero hoy es la primera vez que he podido realizar mi voluntad “Si no fuera uno de los jueces del comité, hubiera votado por mí mismo", dijo el mula, " No sólo la rapidez con que se hace el avance, sino todas las demás cualidades deben tener la debida consideración; como por ejemplo, cuánto peso puede sacar un candidato; pero no he sacado adelante esta cualidad ahora. “No; hay algo más en lo que se debe insistir, y que no debe pasar desapercibido. Me refiero a lo que la humanidad llama lo bello. Es en lo bello que fijo particularmente mis ojos. Observé las orejas bien crecidas de la liebre; es un placer para mí observar lo largos que son. Parecía como si me volviera a ver en los días de mi niñez; así que voté por el liebre". La rosa silvestre, aunque no expresó su opinión en voz alta, porque no era en su naturaleza hacerlo, aunque hubiera sido mejor si lo hubiera hecho, ella pensó, “Ciertamente me parece que el rayo de sol debería haber tenido el honor de recibir el primer premio. El rayo de sol vuela en pocos minutos a lo largo del camino inconmensurable desde el sol hasta nosotros. Llega con tal fuerza, que toda la naturaleza despierta a la belleza y belleza; las rosas nos sonrojamos y exhalamos fragancia en su presencia. Nuestros adoradores jueces no parecen haberse dado cuenta de esto en absoluto. Si yo fuera el rayo de sol, le daría a cada uno de ellos una caricia, pero eso solo los enojarían, y ya están lo suficientemente locos. Solo espero que la paz reine en el bosque. Es glorioso florecer, ser fragante y vivir; vivir en la historia y en la canción. El rayo de sol nos sobrevivirá a todos". "¿Cuál es el primer premio?" preguntó la lombriz, que se había quedado dormida la hora, y recién ahora volvió a subir. "Contiene una entrada gratuita a un jardín de coles", respondió la mula. "Yo propuse eso como uno de los premios. La liebre decididamente debe tenerlo; y yo, como un miembro activo y reflexivo del comité, tuve especial cuidado de que el premio fuera una ventaja para él; así que ahora se le proporciona ". El caracol ahora puede sentarse en la valla y lamer el musgo y la luz del sol. También ha sido nombrado uno de los primeros jueces de rapidez en las carreras. Debo decir que espero mucho en el futuro; ya hemos tenido un buen comienzo".