Por qué los Plátanos ertenecen a el Mono
Audio Type:
story
Language:
Transliterated Title:
Por qué los Plátanos ertenecen a el Mono
English Title:
Why the Banana Belongs to the Monkey
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Duration:
6:36
Transcript:
Por qué los plátanos pertenecen a el mono
Quizás no lo sepas, pero todos los monos piensan que todos los plátanos les pertenecen. Esta es la historia que cuentan para mostrarnos cómo sucedió todo.
Érase una vez cuando el mundo se acababa de hacer, solo había un tipo de plátano, pero había muchos tipos de monos. Había una viejita que tenía un gran jardín lleno de plátanos. Era muy difícil para la anciana colectar los plátanos ella misma, por lo cual decidió hacer un trato con el mono más grande. Ella le dijo que, si él recogía los racimos de plátanos para ella, ella le daría la mitad. El mono acepto, y salió a recoger los plátanos. Al regresar tomó su mitad y le dio a la viejita los plátanos que crecen en el fondo del racimo que son pequeños y arrugados.
Los grandes y gordos los guardó para él y los llevó a su casa para dejarlos madurar en la oscuridad.
Al ver lo que hizo el mono, La viejita quedo muy enojada, tanto que estuvo despierta toda la noche tratando de pensar en alguna forma de vengarse del mono. Por fin pensó en un truco.
A la mañana siguiente hizo una imagen de cera que parecía un niño. Luego colocó una canasta grande y plana en la parte superior de la cabeza de la imagen y en la canasta puso los mejores plátanos maduros que pudo encontrar.
“Estos se ven muy tentadores.” Se dijo a si misma con satisfacción.
Después de un rato, el mono más grande pasó por allí. Vio la imagen de cera y pensó que era un niño vendiendo plátanos.
El mono tenía la costumbre de empujar a los vendedores de plátanos, volcaba sus cestas y luego se escapaba con los plátanos. Esta mañana se sentía muy benévolo, así que pensó que primero intentaría pedir cortésmente los plátanos.
“Oiga muchacho”, le dijo “ por favor, dame un plátano ”. La imagen de cera no respondió ni una palabra. De nuevo el mono dijo, esta vez con una voz un poco más fuerte: "Oye!, chico vendedor por favor dame un plátano, solo pido un plátano pequeño, maduro, y dulce".
De nuevo, la imagen de cera nunca respondió una palabra.
Entonces el mono gritó con su voz más fuerte: "Hey! ¡¡Vendedor!!, si no me das un plátano, te daré fuerte empujón que tirara todos tus plátanos al suelo!". La imagen de cera se quedó en silencio. El mono corrió hacia la imagen de cera y la golpeó fuertemente con la mano. Su mano permaneció firmemente atorada en la cera. "Oye, ¡suelta mi mano!", gritó el mono. "Suelta mi mano y dame un plátano o de lo contrario te daré un golpe fuerte con la otra mano".
La imagen de cera no lo soltó. El mono le dio a la imagen otro golpe con la otra mano. La otra mano también quedo firmemente atorada en la cera. Entonces el mono gritó: "Chico vendedor, suelta mis dos manos. Suelta mis dos manos y dame un plátano o te daré una patada con el pie". La imagen de cera no lo soltó. El mono le dio a la imagen una patada con el pie y su pie quedó atrapado en la cera. —hey! vendedor —gritó el mono—,suelta mis dos manos y mi pie y dame un plátano o te daré una patada con el otro pie." La imagen de cera no lo soltó. Entonces el mono que ahora estaba muy enojado, le dio a la imagen de cera una patada con el pie y su pie se quedó pegado firmemente en la cera. El mono gritó: " Suelta mis dos pies y mis dos manos y dame un plátano o te daré un empujón con mi cuerpo". La imagen de cera no lo soltó. El mono dio un empujón a la imagen de cera con su cuerpo. Su cuerpo quedó atrapado rápidamente en la cera.
El mono aun mas enojado siguió gritando "¡suelta mi cuerpo! ¡Suelta mi cuerpo y mis dos pies y mis dos manos o llamaré a todos los demás monos para que me ayuden!" La imagen de cera no lo soltó. Entonces el mono grito y grito hasta que llegaron otros monos corriendo de todas las direcciones. Monos de todos los tamanos venían a ayudar del mono más grande.
Fue el mono más pequeño quien pensó en un plan para ayudar al mono más grande a salir de esta difícil situación. Los monos debían subir al árbol más grande y subirse uno encima del otro hasta formar una pirámide de monos. El mono con la voz más fuerte de todos iba a estar en la cima y debía gritarle con fuerza al sol y pedirle que viniera y ayudara al mono más grande a salir de esta terrible dificultad. Esto es lo que hicieron todos los monos de tamaño grande, pequeño y mediano. El mono con la voz más fuerte subió a la cima de la pirámide hizo oír al sol. El sol salió de inmediato, derramando sus rayos calientes sobre la cera. Después de un rato, la cera comenzó a derretirse. El mono por fin pudo sacar una de sus manos. El sol siguió derramando más de sus rayos más calientes y pronto el mono pudo sacar sus dos manos. Luego pudo sacar un pie, luego el otro, y después, finalmente el cuerpo.
Por fin estaba libre. Cuando la viejita vio lo que había sucedido, quedo muy triste y desanimada que decidió no cultivar plátanos. Decidió mudarse a otra parte del mundo donde cultivó manzanas en lugar de plátanos. Los monos se quedaron en posesión del gran jardín lleno de plátanos. Y desde ese día hasta el día de hoy, los monos siguen pensado que son dueños de todos los plátanos.