La Astusia Del Conejo
Audio Type:
story
Language:
Transliterated Title:
La Astusia Del Conejo
English Title:
The Wit of the Rabbit
Audio File:
Duration:
3:41
Transcript:
La Astucia Del Conejo
Una linda tarde de verano, un conejo descansaba tranquilamente acostado sobre la hierba. Disimuladamente, un tigre se acercó a él y dando un rugido, lo amenazó.
- ¡Ya eres mío, conejo! ¡Llevo días intentado atraparte y al fin te tengo!
¡No había escapatoria! Tenía la boca del tigre a tan poca distancia que hasta podía sentir su aliento sobre su rosada nariz. La única posibilidad que le quedaba era sacar provecho de su propia astucia.
– ¡Un momento, un momento, señor tigre! Tengo algo muy importante que decirle.
– ¿Qué quieres? ¡No me apetece hablar, sino tragarte de un bocado!
El conejo tragó saliva y le puso cara fingiendo miedo.
- ¿Usted me ha visto bien? ¿No ve lo flaco y pequeño que soy?
– Sí, pero me da igual ¡Te voy a comer de todas formas, así que no te resistas!
– Pues se equivoca, porque aquí donde me ve, soy dueño de varias vacas que ahora mismo pasean tranquilamente en lo alto de la montaña que está justo detrás de usted. Su carne es exquisita y si me perdona la vida, puedo regalarle una ¡Así tendrá comida para muchos días, se lo aseguro!
– ¿Es eso cierto? ¡No me estarás mintiendo!…
– ¡Pues claro que no! ¡Podemos ir ahora mismo a por ella! ¡Venga conmigo y se la mostraré!
El tigre no estaba muy convencido, pero decidió seguir al conejo. Cuando llegaron al pie de la montaña, el conejo siguió con su convincente actuación.
– ¿Ve aquellos bultos de color negro que se ven en la cima? ¡Son mis vacas! Ahora espere aquí abajo. Subiré yo sólo y cuando le avise, abra los brazos. Yo lanzaré la vaca y usted la recogerá.
– De acuerdo, pero date prisa que me muero de hambre.
El conejo corrió hasta la cima de la montaña. Los bultos no eran vacas sino piedras, pero el tigre estaba tan lejos que sólo distinguía unos grandes bultos de color pardo. Desde arriba, el conejo le gritó.
– ¡Aye va la vaca! ¡Extienda los brazos para agarrarla bien!
El conejo echó a rodar la piedra hacia abajo y el tigre, cegado por el sol, no se dio cuenta de lo que era hasta que la tuvo muy cerca. Cuando se percató, echó a correr como un loco en dirección contraria a la falsa vaca que le pisaba los talones a toda velocidad. A duras penas se libró de ser aplastado y quedar como una hoja de papel; lo consiguió porque justo cuando estaba a punto de ser alcanzado por la roca, saltó hacia la izquierda y de cara sobre un charco que alivió su caída. Aun así, se estremeció de dolor. Pensó en regresar para vengarse del conejo, pero tenía tal susto en el cuerpo que cuando se recuperó un poco del tortazo, se metio en el bosque para no volver nunca más por allí.
Así fue cómo el conejo se demostró a sí mismo que la inteligencia es más importante que el aspecto físico. Muchas veces, las mentes grandes se esconden en cuerpos pequeñitos.