El Viejo y Sus Hijos
Audio Type:
story
Language:
Transliterated Title:
El Viejo y Sus Hijos
English Title:
The Old Man and His Sons
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Duration:
3:52
Transcript:
El Viejo y Sus Hijos
Había una vez un buen hombre que se ocupaba en las labores del campo.
Toda su vida se había dedicado a trabajar la tierra para obtener alimentos con los que sostenía a su numerosa familia.
Era mayor de edad y tenía varios hijos a los que sacar adelante. Todos eran buenos chicos, pero cada uno tenía un carácter tan distinto que se pasaban el día peleándose por las cosas absurdas. En casa siempre se escuchaban gritos y portazos.
El obrero estaba desesperado. Ya no sabía qué hacer para que sus hijos se llevaran bien, como debe ser entre hermanos que se quieren. Una tarde, se sentó junto a la chimenea del comedor, al calor del fuego, se puso a meditar. Esos chicos necesitaban una lección que les hiciera entender que las cosas tenían que cambiar.
De repente, una lucecita iluminó su cerebro ¡Ya lo tenía!
– ¡Vengan todos ahora mismo, tengo algo que decirles!
Los hermanos atendieron a la llamada de su padre ¿Qué querría a esas horas?
– Los he llamado porque necesito que salgan y recojan cada uno un palo delgado, de esos que hay tirados por el campo.
– ¿Un palo? … Papá ¿estás bien? ¿Para qué quieres que traigamos un palo? –dijo uno de ellos tan sorprendido como todos los demás.
– ¡Hagan lo que yo digo y háganlo ahora! – ordenó el padre.
Salieron todos para afuera de la casa y en pocos minutos regresaron, cada uno con un palo del grosor de un lápiz en la mano.
– Ahora, dénmelos – dijo mirándolos a los ojos.
El padre recogió todos los palitos y los amarro con una cuerda. Levantó la mirada y les propuso una prueba.
– Quiero ver quién de todos es capaz de romper estos palos juntos. Inténtenlo a ver qué sucede.
Uno a uno, los chicos fueron agarrando el puno de palitos y con todas sus fuerzas intentaron partirlos, pero ninguno lo consiguió. Estaban desconcertados. Entonces, el padre desató la cuerda que los unía.
– Ahora, recojan uno y traten de romperlo.
Como era de esperar, fue fácil para ellos romper una simple ramita. Sin quitar el ojo a su padre, esperaron a escuchar qué era lo que tenía que decirles y qué explicación tenía todo aquello.
– Hijos míos, espero que con esto hayan podido aprender esta lección sobre cómo deben de comportarse los hermanos. Si no permanecen juntos, será fácil que les hagan daño. En cambio, si están unidos y se apoyan unos a los otros, nada podrá sepáralos y nadie podrá vencerlos ¿Entienden?
Los hermanos se quedaron con la boca abierta y estaba todo tan callado que hasta se podía oír el zumbido de las moscas. Su padre acababa de darles una gran lección de fraternidad con un sencillo ejemplo. Todos asintieron con la cabeza y muy emocionados, se abrazaron y prometieron cuidarse para siempre.