La Garza Real
Audio Type:
story
Language:
Transliterated Title:
La Garza Real
English Title:
The Heron
Audio File:
Duration:
3:09
Transcript:
La Garza Real
Un día como cualquiera, una elegante garza real salió de entre las cañas y se fue a pasear.
¡Era un día perfecto para dar una vuelta y mirar el hermoso paisaje!
Se acercó a la laguna y vio un pez que le llamó la atención. Era una carpa que jugaba alegremente entre las aguas.
– ¡Uhmmm! ¡Es una presa grande y sería muy fácil para mí atraparla! – pensó la garza – ¡Pero no!… Ahora no tengo apetito así que cuando me entre hambre, volveré a por ella.
La garza siguió su camino. Se entretuvo platicando con otras aves que se fue encontrando y más tarde se sentó un ratito a descansar. Sin darse cuenta, habían pasado tres horas y de repente,se sintió hambrienta.
– ¡Volveré a por la carpa y me la comeré de un solo bocado! – se dijo a sí misma.
Regresó a la laguna, pero la carpa ya no estaba ¡Su deliciosa comida había desaparecido y ya no tenía nada que comer!
Cuando se alejaba del lugar, vio unos peces que nadaban tranquilos.
– ¡Aye Guacala! – exclamó con asco la garza – Son simples sardinas. Podría atraparlas de un piquete con mi largo pico, pero no me apetecen para nada. Me gusta comer cosas exquisitas y no esos pececitos sin sabor y ásperos.
Siguió observando la laguna y ante sus ojos apareció un pez pequeño y largo con manchas oscuras en el lomo. Era un gobio.
– ¡Qué mala suerte! – se quejó la garza – No me gustan las sardinas, pero menos los gobios. Me niego a pescar ese pez tan asqueroso. Mi delicado paladar se merece algo mucho mejor.
La garza era tan arrogante que ningún pez de los que veía era de su gusto.
Lamentándose, buscó por aquí y por allá algún pez que fuera delicioso, pero no tuvo suerte. Llegó un momento en que tenía tanta hambre que decidió conformarse con la primera cosa comestible que encontrara… Y eso fue un blando y pegajoso gusano.
– ¡Ay, madre mía! – dijo la garza a punto de vomitar – No me queda más remedio que tragarme este bicho horrible. Pero estoy a punto de desmallarme y necesito comerme lo que sea.
Y así fue cómo la exigente garza de pico fino tuvo que dejar a un lado su actitud caprichosa y conformarse con el platillo más humilde que, aunque no era de su agrado, le alimentó y sació su apetito.
Moraleja: muchas veces queremos tener sólo lo mejor y despreciamos cosas más sencillas pero que pueden ser igual de valiosas.