Los Caminantes
Audio Type:
story
Language:
Transliterated Title:
Los Caminantes
English Title:
The Walkers
Audio File:
Duration:
3:43
Transcript:
Hace mucho tiempo, iban dos amigos caminando juntos mientras platicaban de las cosas de la vida. Se llevaban muy bien y a ambos les gustaba la compañía del otro.
De repente, uno de ellos llamado Juan, vio algo que le llamó la atención.
- ¡Oye, mira eso! ¡Es una bolsa de piel! Se le ha perdido a alguien. ¿Qué habrá dentro?, vamos a averiguar!
Su amigo Manuel, lo miró intrigado.
– Está bien… ¡Tal vez tenga algo de valor!
Rápidamente recogieron la bolsa. Estaba atada fuertemente con una cuerda, pero eran dos muchachos muy hábiles y la abrieron en un dos por tres. Cuando vieron lo que tenía adentro, no lo podían creer.
– Esto es increíble! ¡Está llena de monedas de oro! – exclamó Manuel con felicidad – ¡Qué suerte tenemos!
A Juan se le fue la sonrisa y le contestó a su amigo con coraje.
– ¿Hemos?… ¿Qué quieres decir con que hemos tenido suerte? Perdona, pero soy yo quien encontró la bolsa, así que todo este dinero es mío y sólo mío.
Manuel se quedó abatido. Se suponía que eran amigos y le pareció horrible una actitud tan egoísta. Aun así, decidió aceptar su decisión y dejar que todo fuera para él. Retomaron el camino sin dirigirse la palabra, Juan con una sonrisa de oreja a oreja y Manuel, como es lógico, muy disgustado.
Apenas habían pasado unos cuantos minutos cuando, a lo lejos, vieron que cinco hombres montados a caballo con muy mala pinta se acercaban hacia ellos. Antes de que pudieran reaccionar, los tenían a su lado a listos de robarles todo lo que llevaban de valor. El jefe de la banda se dio cuenta que Juan escondía un bolso en su mano derecha.
- ¡Revisen a este! – ordeno fuertemente.
–¡Estoy seguro de que esta bolsa está repleta de dinero!
Los ladrones ignoraron a Manuel porque no llevaba nada encima ¡Sólo les interesaba el saco de monedas de Juan! Manuel aprovechó para alejarse cuidadosamente del grupo, pero para Juan no había escape. Los cinco bandidos lo tenían completamente acorralado. De reojo vio cómo Manuel se alejaba de allí y le dijo:
– ¡Estamos perdidos! ¡Estos hombres nos van a dejar sin nada!
– ¿Qué quieres decir con que estamos perdidos? Me dejaste muy claro que el tesoro era tuyo y solamente tuyo, así que ahora Hazle como queras con estos ladrones, porque yo me voy.
Manuel se echó a correr y desapareció de su vista en un abrir y cerrar de ojos. Su egoísta compañero se quedó sólo frente a los cinco bandidos, intentando resistirse tanto como pudo. Al final, no le sirvió de nada, porque se quedó sólo ante el peligro y le arrebataron la bolsa a empujones y golpes. Los ladrones se fueron con la bolsa y se quedó tirado en el suelo, adolorido y triste.
Tardó un buen rato en recomponerse y tomar el camino de vuelta a casa. Mientras regresaba, tuvo tiempo para pensar y darse cuenta del error que había cometido. La avaricia le había hecho perder no sólo las monedas, sino también a un buen amigo.