Porque el Sol Nunca se Ha Casado
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Transliterated Title:
Porque of Sol Nunca se Ha Cadado
English Title:
Why the Sun Never Married
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Duration:
6:42
Transcript:
¿Por Qué El Sol Nunca Se Ha Casado?
Hace miles y miles de años, el sol, aburrido de vivir sin compañía, decidió casarse.
La hora de formar una familia y sentar cabeza había llegado y para celebrarlo organizó una gran fiesta a la que invitó a todos los animales de la tierra.
¡La idea alegro a todos! La hormiguita, el elefante, la ballena… ¡Ningún animal quería faltar a la cita y corrieron a ponerse guapos para ser los primeros en llegar!
Bueno, esto no es del todo cierto… Hubo uno que en cuanto se enteró de la noticia salió corriendo a esconderse debajo su cama muerto de miedo. Se trataba de pequeño erizo blanco de hocico marrón.
Sus vecinos, indignados y bastante sorprendidos por su actitud, fueron a buscarlo para convencerlo de que no podía hacerle el feo al gran sol.
La rana le dijo:
– Amigo, tienes que ir a la boda ¡El sol te ha invitado y no puedes faltar!
El tigre también insistió:
– El sol se pondrá muy triste si no vas. Vivimos gracias a la luz y al calor que nos da ¡No acudir a su matrimonio es de muy mala educación!
Los conejos, las cebras, los buitres… Todos se acercaron a hablar con el erizo que, ante tanta insistencia, aceptó.
– ¡Basta, ya, déjenme en paz! ¡les prometo que iré!
Antes de formalizar el casamiento, Comenzó el banquete nupcial que el sol había organizado con mucha ilusión. Los animales fueron llegando y, emocionados, se sentaron para comer deliciosos manjares y beber los mejores vinos del mundo.
El sol estaba más radiante que nunca, y los invitados parecían disfrutar de lo mejor. El único que seguía preocupado era el erizo, que no quiso probar ni una migaja de pan. De hecho, nada más llegar, corrió a un rincón y pensando que nadie lo veía, se puso a morder una piedra.
El novio, que estaba muy atento a todo, se dio cuenta y se acercó a él.
– Amigo erizo ¿puedo saber qué haces ahí solito comiendo piedra? He mandado preparar una comida riquísima para todos y no entiendo por qué no participas en mi fiesta como todos los demás ¿Hay algo que no te tu agrada?
El erizo dejó de mordisquear la piedra y lo miró con carita de tristeza.
– Señor, perdone, pero es que le confieso que estoy muy preocupado.
El sol puso cara de sorpresa.
– Vaya… ¿Y por qué estás preocupado?
El animalito habló con mucha sinceridad.
– Es que desde que anunció su boda no dejo de pensar en las consecuencias. Usted nos da calor, un calor maravilloso para vivir en la tierra, pero si se casa y tiene varios hijos soles, moriremos asados ¡Los seres vivos del planeta tierra no podremos soportar el calor de varios soles a la vez! No crecerá la hierba y los árboles se secarán. También se evaporarán los ríos, los mares… y nuestro hermoso planeta se convertirá en un desierto.
Entonces, el erizo bajó el cabecita apenado y murmuro:
– Por eso como piedras, para irme acostumbrado a lo que me espera si es que logro sobrevivir.
El sol se quedó callado y pensativo. El erizo tenía mucha razón y lo hacia arrepentirse de su decisión ¡No podía arriesgarse a destruir tanta vida y tanta belleza!
Caminó hasta colocarse en medio del banquete, dio una palmada para pedir silencio y habló ante todos los invitados.
– Quiero decirles algo muy importante. He tenido una conversación con mi amigo el erizo y acabo de decidir que ya no voy a casarme ¡La boda se ha cancelado!
El silencio se apoderó de la sala. Todos los animales mostraron una gran tristeza y algunos demasiado sensibles, como los gatitos y los venaditos, comenzaron a llorar.
El sol, muy seguro de su decisión, continuó su discurso.
– Sé que están tristes, pero piénsenlo bien: sería peligroso para todos ustedes que yo me casara y tuviera varios hijos, pues la luz y el calor que desprenderíamos sería una tragedia para la vida en la Tierra. Créanme que es lo mejor para todos ¡Doy por terminada la celebración! Por favor, regresen a sus hogares.
Todos los presentes, que se lo estaban pasando fenomenal, miraron al erizo con odio ¡Por su culpa se habían quedado sin la mejor fiesta de su vida!
Todos los animales al se levantaron para darle su merecido al erizo por traidor, pero el erizo, que de tonto no tenía un pelo, se ocultó y nadie consiguió encontrarlo. Tras dos horas de buscarlo, los animales abandonaron el lugar y se fueron a dormir a sus casas.
Cuando ya no quedaba ni un alma en el salón, el erizo salió de su escondite y se topó de frente con el sol.
– Me temo que tus amigos están enojados contigo, pero yo te estoy muy agradecido por el buen consejo que me diste. Voy a regalarte algo que te vendrá muy bien a partir de ahora ¡Toma, póntelas, a ver qué tal te quedan!
El sol le entregó unas púas largas y afiladas para colocar sobre la espalda.
– Cuando alguien se meta contigo ya no necesitarás ocultarte; podrás enroscarte formando una bola y las púas te protegerán.
– Muchas gracias, es un regalo maravilloso ¡Hasta pronto, señor!
El erizo regresó a su casa sintiéndose más guapo y, sobre todo, más seguro. Desde ese día, como bien saben, luce un cuerpo lleno de alfileres.
El sol, por su parte, continuó con su vida en soledad hasta hoy, pero jamás se arrepintió de haber tomado aquella inteligente y generosa decisión.