El caminante intelligente
Audio Type:
story
Language:
Transliterated Title:
El caminante intelligente
English Title:
The Intelligent Hiker
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Duration:
4:31
Transcript:
EL CAMINANTE INTELIGENTE
Había una vez un hombre que había pasado largas horas caminando bajo el intenso sol. Estaba muy cansado por caminar tanto, que decidió detenerse a descansar a la sombra de un árbol.
El caminante, mientras descansaba, le atrajo el olor a comida que salía por la ventana de una granja que estaba cerca de donde él descansaba. Era la única granja que había visto desde que inició su recorrido.
Como tenía mucha hambre el caminante, llamó a la puerta y el dueño de la casa le abrió. Era un caballero muy antipático que, al verlo, le dijo:
– ¿Quién es usted y qué busca por estos lugares?
– Buenas tardes, señor. No se asuste, soy sólo un viajero caminante. Me preguntaba si podría invitarme a un plato de comida. Estoy muy hambriento y no hay por aquí ningún otro lugar donde pueda comer.
El granjero no sintió compasión por él y de forma grosera contesto,
– ¡Por supuesto que no! ¡Nosotros ya comimos, Y ya paso la hora de la comida! ¡No pienso hacer ninguna excepción por usted! ¡Ahora, váyase y no vuelva!
El caminante se quedó sorprendido ante la respuesta, pero en vez de sentirse mal, decidió usar su inteligencia: justo cuando el granjero iba a cerrarle la puerta en la cara, sacó un billete de cinco pesos del bolsillo de su pantalón y se lo dio a un niño que jugaba en la entrada.
– ¡Toma, niño, para que juegues! ¡Si quieres otro billete, sólo dímelo! ¡Tengo muchos más!
El granjero vio cómo el desconocido le regalaba un billete a su hijo y pensó que aquel hombre debía ser rico. Sin dudarlo, abrió la puerta de nuevo y lo invitó a entrar con una gran sonrisa:
– ¡Está bien, amigo! Puede pasar. ¡Mi esposa le preparará algo rico para comer!
– ¡Muchas gracias! ¡Es usted muy amable!
El caminante pasó al comedor tratando de aguantar la risa. Se sentó a la mesa y esperó a que llegara la comida.
Mientras tanto, el granjero entró en la cocina y le dijo a su esposa en voz baja:
– Este caminante tiene muchísimo dinero. Le ha regalado a nuestro hijo un billete de cinco pesos y dice que tiene muchos más.
– ¿De verdad? Entonces no podemos dejar que se vaya. ¡Tenemos que aprovechar este momento para sacarle todo el dinero que podamos!
– ¡Sí! Hay que lograr que esté lo más contento posible. Ya se me ocurrirá algo.
El granjero y su mujer sirvieron la comida en platos de porcelana fina. La mesa estaba tan perfectamente adornada que el viajero que se sentía como un rey, pero él sabía que lo hacían sólo por interés, ya que pensaban que era rico y querían encontrar la forma de quedarse con todo su dinero.
– Señora, este es el mejor arroz con pollo que he comido en mi vida. ¡Está delicioso!
– ¡Muchas gracias! Me alegro mucho de que le guste. ¿Desea un café con una rebanada de pastel?
– Claro que sí, señora. Muchas gracias por la invitación.
– ¡Ahora mismo se lo traigo!
El postre estaba delicioso y el café perfectamente endulzado. Sin duda alguna, fue una comida espectacular.
– Muchas gracias, señores. Todo estaba delicioso. Si me disculpan, necesito ir al baño. ¿Podrían indicarme dónde está?
– ¡Claro que sí! El baño está junto al granero. Lo verá en seguida al salir.
– Muchas gracias, caballero. Ya vuelvo.
El inteligente viajero salió de la casa y no pensaba volver. Junto a las escaleras de la entrada, vio nuevamente al niño. Estaba jugando con el billete que le había regalado. Se acercó a él y se lo quitó de las manos.
– ¡Dame el billete, pequeño! ¡Ya has jugado bastante con él!
Lo guardó en el bolsillo y se fue corriendo de allí.
Así fue cómo el viajero se fue para siempre, con el estómago lleno y contento porque había conseguido burlar a quienes habían querido aprovecharse de él. El caminante inteligente - Mis Cuentos Favoritos