El conejo que tenia miedo

El cuento que van a escuchar hoy es “El Conejo que tenia miedo” narrado por Maribel. Érase una vez, muy lejos de aquí, un pequeño conejo salvaje estaba sentado debajo de una palmera alta. A su alrededor había otras palmeras altas y animales más grandes que él, y el conejo salvaje pensaba y pensaba. Y después de que el Conejo hubo pensado un rato, se dijo a sí mismo: "¿Y si la tierra se agrietara y me tragara?" En ese momento, el viento derribó un coco de un árbol y cayó al suelo justo al lado del pequeño conejo salvaje. Se levantó de un salto, lleno de miedo, porque ahora estaba seguro de que lo que había temido estaba sucediendo. —La tierra se está agrietando —dijo el Conejo, y saltó lo más rápido que pudo, sin detenerse a tratar de averiguar qué era lo que había hecho el ruido. Mientras corría, se encontró con su madre y ella le dijo: "¿Por qué corres tan rápido?" -La tierra se está agrietando -dijo el Conejo-, y corro para que no me trague. Siguió corriendo el Conejo, y su madre corrió con él. Mientras corrían, se encontraron con su Padre y le dijo al Conejo: "¿Por qué corres tan rápido?" -La tierra se está agrietando -dijo el Conejo-, y corremos para que no nos trague. Siguieron corriendo el Conejo y su madre, y su padre corrió con ellos. Mientras corrían, se encontraron con un elefante, y le dijo al conejo: "¿Por qué corres tan rápido?" -La tierra se está agrietando -dijo el Conejo-, y corremos para que no nos trague. Siguió corriendo el Conejo, su Madre y su Padre, y el Elefante corrió con ellos. Mientras corrían, pasaron junto a un ciervo. "¿Por qué corres tan rápido?", le preguntó al Conejo. -La tierra se está agrietando -dijo el Conejo-, y corremos para que no nos trague. Corrió el Conejo y su Madre y su Padre y el Elefante, y el Ciervo corrió con ellos. Mientras corrían, se encontraron con un zorro. "¿Por qué corres tan rápido?", le preguntó el Zorro al Conejo. -La tierra se está agrietando -dijo el Conejo-, y corremos para que no nos trague. Corrió el Conejo y su Madre y su Padre y el Elefante y el Ciervo, y el Zorro corrió con ellos. Mientras corrían, se encontraron con todos sus parientes, y le dijeron al Conejo: "¿Por qué corres tan rápido?" -La tierra se está agrietando -dijo el Conejo-, y corremos para que no nos trague. Siguió corriendo el Conejo, su Madre, su Padre, el Elefante, el Ciervo y el Zorro, y cien de sus parientes corrieron con él. Mientras corrían, se encontraron con el León, que es el rey de las bestias, y el León le dijo al Conejo: "¿Por qué corres tan rápido?" -La tierra se está agrietando -dijo el Conejo-, y corremos para que no nos trague. Pero el León, que es el rey de las bestias, no huyó. Volvió a hablar. "¿Quién de ustedes es el que vio agrietarse la tierra?", preguntó, porque estaba seguro de que debía haber algún error al respecto. —No he sido yo—replicó el elefante—. —Ni yo tampoco—dijeron el ciervo y el zorro y cada uno de los cien parientes del conejo, su padre y su madre, hasta que todos hablaron, excepto el conejo mismo—. "¿Es cierto que la tierra se está agrietando?", preguntó el León al Conejo. —Es verdad—replicó el Conejo—. "Me senté debajo de una palmera pensando en lo que me pasaría si la tierra se rompiera. De repente escuché un fuerte ruido mientras crujía". —Entonces tenemos que volver atrás y ver qué tan ancha es la grieta —dijo el León—. "Conejo, salta sobre mi espalda y muéstrame el camino". Así que el Conejo saltó sobre el lomo del León y se fueron tan rápido como el viento, mientras todos los demás animales los esperaban. El Conejo guio al León al lugar donde se había sentado debajo de la palmera, y el León vio el coco tirado en el suelo. -¡Qué conejo tan tonto eres! -exclamó el León, que es el rey de todas las bestias-. Luego volvió a las otras bestias y les dijo que la tierra aún no se había agrietado. Si no hubiera sido por el León, todos los animales podrían haber estado corriendo hasta el día de hoy.