¡No ponga a prueba a la princesa!
Audio Type:
story
Language:
English Title:
Don't Test the Princess
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Duration:
6:35
Transcript:
Este cuento se llama ¡No ponga a prueba a la princesa!, un cuento escrito por Madeline Walton-Hadlock, e inspirado por el cuento de Hans Christian Andersen llamado La princesa y el guisante. Esta es una grabación de LibraryCall.
Érase una vez un príncipe joven llamado Máximo. Un día, decidió que ya era hora de casarse con una princesa. Pero no estaba interesado en casarse con cualquiera— Quería casarse con una princesa verdadera. Máximo escribió una lista de cualidades que él creía que debería tener su futura esposa:
“Debe ser noble, elegante, inteligente y, más que nada, sensible".
El príncipe Máximo estaba acostumbrado a conseguir todo lo que quería. Ordenó a sus sirvientes que viajaran por todo el mundo en busca de la princesa perfecta, pero no la encontraron. Después de buscar por un año, Máximo se volvió frustrado y desagradable. Se quejaba con los cocineros, regañaba a sus caballeros y era irritable con su madre, la reina.
Una noche, una tormenta horrible descendió sobre el reino. Los truenos sacudieron las paredes del castillo, los relámpagos se reflejaron en el agua del foso y la lluvia cayó a torrentes sobre el castillo. De repente, a pesar de todo el ruido, Máximo escuchó golpes fuertes en la puerta del palacio. ¿Quién quería visitar en una noche así? El príncipe curioso fue a abrir la puerta. Había una mujer con agua goteando desde la parte superior de su cabeza hasta la punta de sus zapatos. ¡Se veía miserable!
Y a pesar de estar empapada, ella mantuvo su cabeza en alto y dijo con confianza: “Hola, mi nombre es Princesa Guendolina del Reino Real de Galicia. Disculpe la molestia en una noche así. Necesito ayuda. El trueno de los rayos asustó a mi caballo y él se levantó en dos patas. Me caí y él huyó. ¿Sería tan amable de ofrecerme un lugar para descansar esta noche? Mi guardia real fue a buscar al caballo, pero probablemente no regresarán hasta mañana".
¡Una princesa!, pensó Máximo. Está empapada y despeinada, pero su nobleza, elegancia e inteligencia son evidentes. Me pregunto si es sensible... Tal vez la pondré a prueba esta noche para determinar si el destino finalmente me ha traído una princesa verdadera.
Él dijo: “Buenas noches. Yo soy su majestad real, el Príncipe Máximo. ¿Quizás has oído de mí? Soy muy famoso. Y tú te ves… incómoda. Pero bueno, podemos encontrar un lugar seco para que duermas. Sígueme”.
Dentro del castillo, Máximo le ordenó a sus sirvientes a que prepararan ropa seca y una cena para Guendolina. Ya que la princesa estaba seca y limpia, y sentada junto a la chimenea, Máximo fue a la cocina a buscar un solo chícharo verde. Guardó el chícharo en su bolsillo y fué al cuarto de Guendolina. Quitó todas las sábanas y el edredón de la cama, y colocó el chícharo sobre el colchón. De ahí, le ordenó a los sirvientes que encontraran veinte colchones más y los colocaran, uno sobre el otro, encima del chícharo. Finalmente, cubrieron los colchones con una colcha gruesa.
"¡Muy bien!", pensó Máximo. “Esta prueba me dirá todo lo que necesito saber. Si en verdad es una princesa, será lo suficientemente sensible para sentir el chícharo debajo de los 20 colchones. ¡Una princesa verdadera no dormiría cómodamente en una cama así!”
El próximo día, Máximo estaba ansioso por ver los resultados de su prueba a la princesa.
"¿Cómo dormiste anoche?", le preguntó, nerviosamente anticipando su respuesta. "¡Esto determinará mi futuro!", pensó.
"Bueno", dijo Guendolina, "gracias por su hospitalidad, pero no estoy acostumbrada a dormir en una torre tan alta de colchones. En mi palacio, solo un colchón es suficiente. Anoche, tuve que subir una escalera para llegar hasta arriba de la cama. Y cuando me acosté, noté una sensación curiosa en mi espalda. Un objeto duro como una piedra me estaba picando. Y ahora me duele la espalda”.
"¡Maravilloso!", exclamó Máximo. La princesa no solo había sentido el chícharo, sino que lo había sentido con tanta intensidad que no la dejó dormir.
"¿Maravilloso?", dijo Guendolina. "¿Quizás no escuchó la parte donde la cama me lastimó la espalda?"
"¡Sí!", él respondió: “Qué noticia tan maravillosa. El dolor en tu espalda refleja tu sensibilidad espléndida. Has pasado la prueba.”
"¿La prueba? ¿Cuál prueba?", dijo Guendolina, poco a poco más molesta.
“Mi prueba de princesa, por supuesto. Solo una princesa verdadera sería capaz de sentir el chícharo pequeño que puse debajo de los colchones anoche. Inmediatamente sentiste el chícharo, por lo que recibes un 100. Ahora te doy el honor de casarte conmigo.”
"¿Casarme contigo? ¿Por qué demonios haría eso? ¡Me diste una noche de sueño tan horrible que me dejó con dolor de espalda! ¡Preferiría abrazar a un zorrillo a casarme contigo!"
Y con eso, la Princesa Guendolina salió del castillo. Máximo, completamente sorprendido, no pudo hacer nada más que verla irse.
“Quizás, sólo le preguntaré a la próxima princesa si quiere ir a una cita conmigo”, pensó Máximo.
Colorín colorado, este cuento se ha acabado.
Gracias por escuchar ¡No ponga a prueba a la princesa!, un cuento escrito por Madeline Walton-Hadlock y leído por Daniel Fernando. Esta fue una grabación de LibraryCall.