Millones de gatos
Audio Type:
story
Language:
English Title:
Millions of Cats
Audio File:
Duration:
7:14
Transcript:
Este cuento se llama “Millones de gatos,” escrito por Wanda Gag y leído por Lorena Romero. Esta es una traducción y grabación de LibraryCall.
Erase una vez un señor y una señora que estaban muy viejitos. Vivían en una casa muy limpia y rodeada de flores por todos lados, excepto en dónde estaba la puerta. Pero no podían ser felices porque se sentían muy solos.
“¡Si tan solo tuviéramos un gato!”, suspiró la viejita.
“¿Un gato?”, preguntó el viejito.
“Sí, un gatito lindo y peludito”, respondió la viejita.
“Te conseguiré un gato, mi amor”, dijo el viejito.
Y con eso se fue sobre las sierras a buscar uno. Escaló las colinas soleadas. Recorrió los valles fríos. Caminó por mucho, mucho tiempo hasta que finalmente llegó a una montaña que estaba cubierta de gatos.
Gatos aquí, gatos allá,
Gatos, gatitos, hasta por detrás,
Cientos de gatos,
Miles de gatos,
Millones, billones, trillones de gatos.
“¡Ay!”, gritó felizmente el viejito. “¡Así podré elegir el gatito más bonito para llevarme a casa!”.
Así que escogió uno blanco. Pero, apunto se iba, vio a otro gato, todo blanco y negro, y era igual de lindo que el otro. Entonces se llevó a ese también. Y en ese momento vio a un gatito, peludito y gris, por el otro lado de donde estaba, pero era igual de lindo que los otros. Así que se llevó a ese también. Y luego vio a otro en una esquina, que era demasiado lindo para dejarlo, y se lo llevó. Y en ese momento, el viejito vio a otro gatito, todo negro y bello.
“Sería una pena dejarlo”, dijo el viejito. Entonces se lo llevó.
Y en ese instante, hasta allá lejos, vio a un gato con rayas amarillas y cafés, como un cachorro de tigre.
“¡Simplemente debo llevármelo!”, exclamo el viejito, y lo hizo.
Así pasó, que cada vez que el viejito levantaba la mirada, veía a otro gato tan lindo que no podía abandonarlo, y antes de darse cuenta, ¡los había elegido a todos!
Y entonces regresó sobre las colinas soleadas y los valles fríos, para enseñarle a la viejita todos sus gatitos lindos. Era muy chistoso ver a todos los cientos y miles y millones y billones y trillones de gatos siguiéndolo. Llegaron a un estanque.
“¡Miau, miau! ¡Tenemos sed!”, gritaron los
cientos de gatos,
miles de gatos,
millones, billones y trillones de gatos.
“Bueno, aquí hay mucha agua”, dijo el viejito.
Cada gato tomó un sorbo de agua, ¡y vaciaron el estanque!
“¡Miau, miau! ¡Ahora tenemos hambre!”, dijeron los
cientos de gatos,
miles de gatos,
millones, billones y trillones de gatos.
“Bueno, hay mucho pasto en estas colinas”, dijo el viejito.
Cada gato le dió un mordisco al pasto, ¡y no quedó ni una hoja!
Y pronto, la viejita los vió desde lejos.
“¡Cariño!”, ella gritó. “¿Qué estás haciendo? Solamente te pedí un gatito, ¿y qué es lo que veo?
Gatitos aquí, gatitos allá,
Gatos, gatitos, hasta por detrás,
Cientos de gatos,
Miles de gatos,
Millones, billones, trillones de gatos.… Pero, ¡nunca podremos alimentarlos a todos!”, dijo la viejita. “¡Se comerán todo, y no nos dejaran nada!”
“Eso no lo pensé,” respondió el viejito. “¿Qué vamos a hacer?”
La viejita se puso a pensar por un buen rato, y luego dijo, “¡Ya sé! Dejaremos que los gatos decidan con cuál de ellos nos quedamos”.
“¡Muy bien!”, respondió el viejito, y le preguntó a los gatos, “¿Cuál de ustedes es el más lindo?”
“¡Yo lo soy!”
“¡Yo lo soy!”
“¡No, yo lo soy!”
“¡No, yo soy el más lindo!”
“¡Yo lo soy!”
“¡No, no, lo soy yo! ¡Yo! ¡Yo!”, gritaron cientos y miles y millones y billones y trillones de voces, ya que cada gato creía que él mismo era el más lindo… y comenzaron a pelearse.
Entre ellos se mordieron y se rascaron, y gritaron tan fuerte que el viejito y la viejita corrieron dentro de su casa lo más rápido que pudieron. A ellos no les gustaban las peleas. Pero, después de un rato, el ruido paró y los viejitos se asomaron por la ventana para ver lo que había pasado. ¡No pudieron ver ni a un gato!
“Creo que se devoraron entre ellos”, dijo la viejita. “¡Qué pena!”
“Pero, ¡mira!”, exclamó el viejito, y señaló hacia un pasto muy alto, en el que había un gatito asustado. Caminaron hacia él y lo levantaron. Se veía flaquito y desaseado.
“¡Pobre gatito!”, dijo la viejita.
“Querido gatito…” dijo el viejito. “¿Cómo sucedió que no te comieron todos esos cientos y miles y millones y billones y trillones de gatos?”
“A, es qué yo soy un gatito simple y normal”, él respondió, “entonces, cuando preguntaste cuál era el más lindo, yo no dije nada. Así que los demás ni se dieron cuenta de mí.”
Los viejitos llevaron al gatito dentro de la casa, donde la viejita lo bañó y cepilló su pelaje hasta que estuviera suave y brilloso. Cada día le dieron bastante leche, y pronto el gatito estaba bien rechoncho.
“Y, después de todo, ¡tenemos un gato muy lindo!”, dijo la viejita.
“Es el gato más lindo del mundo entero”, respondió el viejito. “Yo lo sé, porque he visto
cientos de gatos,
miles de gatos,
millones, billones, trillones de gatos—
y ninguno de ellos es tan lindo como este.”
Gracias por escuchar “Millones de gatos,” un cuento escrito por Wanda Gag y leído por Lorena Romero. Esta fue una traducción y grabación de LibraryCall.