La Rana (The Frog)
Audio Type:
story
Language:
Transliterated Title:
La Rana
English Title:
The Frog
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Duration:
7:25
Transcript:
“La Rana”
Había una vez una mujer con tres hijos. Y aunque ellos eran campesinos, vivían bien de sus tierras, la cuales producían ricas cosechas. Un día, los hermanos le dijeron a su madre que les gustaría casarse.
La madre les contesto, “Hagan lo que quieran, pero asegúrense que elijan una mujer que sea buena ama de casa, y conozca cómo cuidar de sus negocios. Tomen cada uno de ustedes estas madejas de lino y llévenselas a las que escojan para sus esposas. La cual pueda hilar mejor las madejas de lino será mi nuera preferida.”
Ahora, los dos hermanos mayores ya tenían prometidas, y les llevaron las madejas de lino para hilarlas. Pero el hermano menor estaba confundido en qué hacer con las madejas de lino, porque él no conocía a ninguna muchacha, y menos habían hablado con una.
Él fue a los pueblos cercanos y les preguntaba a las muchachas si alguna de ellas estuviera interesada en hilar la madeja de lino para él. Pero al ver el lino, las muchachas se reían en su cara y se burlaban de él. Entonces, el dejo los pueblos y se fue al campo. Cuando llego a la orilla de un estanque se sentó y empezó a llorar.
De repente se escuchó un ruido, y una rana salto fuera del agua, se sentó junto a él, y le pregunto porque estaba llorando. El muchacho le conto de su desdicha a la rana, como sus hermanos traerían a casa lino hilado por sus prometidas, pero que nadie hilaría la suya.
Entonces la rana le contesto, “No llores por eso, dame la madeja de lino, yo lo hare por ti.” Con esto dicho, la rana tomo el lino, y brinco dentro del agua, mientras el muchacho regreso a casa, no sabiendo lo que pasaría después.
En un poco tiempo, los dos hermanos mayores regresaron a casa, y su madre les pidió ver la madeja de lino que hilaron las prometidas. Los hermanos mayores regresaron con el lino hilado, pero el hermano menor estaba preocupado, él tenía las manos vacías. Regreso al estanque, y salió la misma rana, sentándose junto a él.
“Toma esto,” ella dijo, “aquí tengo la madeja de lino que hile por ti.”
Te imaginaras lo contento que estuvo el hermano. El hermano tomo la madeja de lino hilado y se lo llevo a su madre, quien estaba muy contenta. Declaro que no había visto un lino tan bellamente hilado, tan fino y tan blanco, y no como las telarañas que habían traído los hermanos mayores de sus prometidas.
La madre luego dijo a sus hijos, “Pero esto no es suficiente mis hijos. Debo tener otras pruebas sobre qué clase de esposas han escogido. En la casa hay tres perritos. Cada uno tome un perrito y llévenselo a la mujer que piensan traer a casa como esposa. Ella debe entrenar y criar al perrito. El perro mejor criado, su ama, será mi nuera favorita.”
Siendo así, los hermanos cada uno se fue por su lado, llevándose un perrito con él. El hermano menor, no sabiendo que hacer, regreso al estanque, se sentó, y empezó a llorar.
La rana salto fuera del agua y se puso junto a él. “Porque estas llorando?” le pregunto.
El muchacho le conto, y dijo que no conocía a quien llevarle el perrito.
“Déjamelo a mí,” ella dijo. “yo lo criare por ti.” Viendo que el muchacho estaba dudando, la rana tomo al cachorro y desapareció entre el estanque.
Pasaron semanas y luego meses, hasta que un día la madre dijo que le gustaría ver que tal entrenados estaban los perritos de sus futuras nueras. Los dos hermanos mayores fueron y regresaron, trayendo grandes mastines, quienes gruñeron ferozmente y tenían la apariencia salvaje que la madre temblaba con miedo.
El hermano menor, con su rutina, regreso al estanque y llamo a la ranita para que viniera a su rescate.
En un minuto ella estaba a su lado, trayendo con ella un perrito precioso, y se lo puso en los brazos. El perrito se sentaba y podía hacer trucos, y parecía como si fuera un humano con la manera que obedecía órdenes.
De buen humor, el muchacho se llevó el perrito para enseñárselo a su madre. Y cuando la madre lo vio, exclamo, “Este es el perrito más bello que he visto. Si que tienes suerte, hijo mío. Te encontraste una esposa de oro.”
Volteando a ver a sus otros hijos, ella dijo, “Estando conforme con las pruebas que les he dado, ahora quiero conocer a sus futuras esposas. Vayan por ellas mientras yo preparo las fiestas de las bodas.”
Te podrás imaginar cómo se sintió el hermano menor al escuchar a su madre decir esas palabras. ¿Como podría ir el por una esposa? ¿Podría la ranita ayudarlo con este nuevo reto?
Con la cabeza agachada, y sintiéndose triste, el muchacho se sentó a la orilla del estanque.
Una vez más la rana fiel se sentó junto a él.
“Que te preocupa tanto?” ella le pregunto, y el muchacho le conto.
“Me tomarías a mí por esposa?” La rana pregunto.
“Pero que haría contigo como esposa?” le respondió, contemplando su propuesta rara.
“Una vez más, me tomarías como esposa, ¿o no?” ella repitió.
“Yo ni te tomaría, ni te negaría como esposa,” el contesto.
En ese momento desapareció la rana. En el siguiente minuto, apareció un vagón de madera, siendo jalado por un poni parado junto a la carretera y la rana junto a la puerta.
“Ven conmigo,” ella dijo y salto dentro del vagón.
Él se levantó, y la siguió dentro del vagón.
En el camino se encontraron con tres brujas. La primera era ciega, la segunda estaba jorobada, y la tercera tenía una grande espina en la garganta. Cuando las tres brujas detuvieron el vagón, y vieron a la rana sentada en un asiento, ellas se empezaron a reir entre ellas mismas.
A la bruja ciega se le reventó el ojo y recupero la vista, la bruja jorobada rodaba en el piso que la espalda se le enderezo, y la bruja con la espina se reía tan fuerte que se le termino saliendo la de la garganta.
El primer pensamiento de ellas era recompensar a la rana, porque sin querer, les ayudo a curarse de sus desdichas.
La primera bruja uso su varita mágica sobre la rana y la convirtió en la muchacha más preciosa que uno había visto.
La segunda bruja, uso su varita para convertir el vagón de madera y el poni en una grande y hermoso carruaje jalado por caballos bailarines, y con un chofer en el asiento de conducir.
La tercera bruja le dio a la muchacha una bolsa magina, llena de dinero.
Después de haber hecho esto, las brujas desaparecieron.
El muchacho, junto a su futura esposa fueron a la casa de su madre, para que la conociera.
Tan grande fue la alegría de la madre para su hijo menor que mando construir una casa enorme. La muchacha era la nuera favorita de la madre, y la pareja vivió felizmente para siempre.