El niño que gritó lobo
Audio Type:
story
Language:
English Title:
The Boy Who Cried Wolf
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Duration:
3:59
Transcript:
Hace mucho tiempo, había un niño pastor que cuidaba un rebaño de ovejas. Las ovejas comían su pasto en un prado cerca de un bosque oscuro, pero no muy lejos de un pueblito. El niño, que era un joven con mucha energía, disfrutaba su trabajo al principio: pastoreaba las ovejas a lugares con pasto más verde, cuidaba a las ovejas de animales hambrientos que se las querían comer, y se aseguraba de que las ovejas que no eran tan inteligentes no se comieran plantas venenosas. Pero cuando la novedad de estas actividades pasó, el pequeño pastor se empezó a aburrir de la vida en el prado. Mientras las ovejas comían, lo único que podía hacer para entretenerse era hablarle a su perro o tocar su flauta.
Un día, cuando el niño estaba sentado en el prado tranquilo mirando a las ovejas masticando, pensó en lo que haría si un día se encontrara a un lobo. Y con ese pensamiento, se le ocurrió un plan para divertirse.
El dueño de las ovejas le había ordenado al niño que gritara por ayuda si alguna vez veía a un lobo intentando atacar al rebaño. Entonces, los aldeanos trabajarían juntos para ahuyentar al lobo. Aunque el niño no había visto nada parecido a un lobo ese día, decidió correr hacia el pueblo gritando a todo pulmón: "¡Lobo! ¡Hay un lobo!"
Tal como se esperaba, los aldeanos que escucharon el grito dejaron de trabajar y corrieron lo más rápido que pudieron hacia el pasto. Pero cuando llegaron ahí, encontraron al niño tronchándose de risa por la broma que les había jugado. Los aldeanos, enfadados con el niño por la interrupción, regresaron a trabajar.
Unos días después, el pastor joven volvió a sentirse aburrido y apático. Recordando la emoción del otro día, volvió a correr hacia el pueblo gritando: "¡Lobo! ¡Lobo!". Como antes, los aldeanos abandonaron su trabajo y corrieron a ayudar, solamente para que el niño se burlara de ellos otra vez.
Pero una tarde, mientras el sol se ponía detrás del bosque y las sombras se arrastraban sobre los pastos, un animal gris con orejas puntiagudas y ojos brillantes surgió de un arbusto y comenzó a cazar ovejas. “Realmente… ¡Es un lobo!”, gritó el niño aterrorizado. Sabía exactamente qué hacer para obtener ayuda. Había funcionado dos veces antes.
Así que volvió a correr hacia el pueblo gritando: "¡Lobo! ¡Lobo!".
Pero esta vez, los aldeanos no corrieron a ayudarlo. "Ya hemos oído esto antes. Este bromista no va a volver a engañarnos", dijeron, continuando con su trabajo.
Ese día, el lobo se comió muchas ovejas en el pasto, y aunque el niño siguió gritando “¡Lobo! ¡Lobo!", nadie le hizo caso.
Moraleja: La gente no le creé a los mentirosos, ni siquiera cuando están diciendo la verdad.