Blancanieves
Audio Type:
story
Language:
English Title:
Snow White
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Duration:
12:03
Transcript:
Este cuento se llama Blancanieves, escrito por los hermanos Grimm, y adaptado y leído por Lorena Romero. Esta es una grabación y traducción de LibraryCall.
Érase una vez un rey y una reina que tuvieron una hija. El cabello de la niña era negro como una piedra obsidiana. Sus cachetes eran rositas como las rosas, y su piel era tan blanca como la nieve. Y por eso, la llamaron Blancanieves. Lamentablemente, la reina murió después de darle luz, por lo que la niña nunca conoció a su madre. Años después, el rey se volvió a casar con una mujer que era elegante, pero muy engreída y celosa, que no podía soportar que alguien la superara en belleza. Ella tenía un espejo mágico que usaba todos los días para admirar su propia reflexión. Se veía en el espejo y decía:
“Espejito, espejito, solo dime una cosa. En este reino, ¿quién es la más hermosa?”
El espejo respondía:
“Su belleza es majestuosa. En todo el reino usted es la más hermosa.”
La reina quedaba satisfecha porque sabía que su espejo siempre decía la verdad.
El mismo día que Blancanieves cumplió 20 años, su padre fue llamado a asistir con problemas en un reino muy lejano. El rey le informó a Blancanieves y a su madrastra que iba a viajar por varias semanas. Blancanieves se había convertido en una mujer muy encantadora y bella, y su madrastra rápidamente se dio cuenta de su inteligencia y gracia. Esa misma noche, la reina le preguntó al espejo:
“Espejito, espejito, solo dime una cosa. En este reino, ¿quién es la más hermosa?”
El espejo respondió:
“Si a preguntarme usted se atreve, la más bella del reino es Blancanieves.”
¡La reina estaba furiosa! Se le ocurrió un plan para ser la más bella del reino por siempre: Ordenaría a un sirviente a deshacerse de Blancanieves, y cuando regresara el rey, le diría que un oso se la comió en el bosque.
Al día siguiente, la reina le dijo a uno de sus sirvientes: “Lleva a Blancanieves al bosque y deshazte de ella. No quiero volver a verla nunca más. Tráeme un pedazo de su cabello como prueba de que terminaste el trabajo.”
El sirviente, obedeciendo a la reina, le mintió a Blancanieves y le dijo que había un animal lastimado en el bosque cerca del arroyo. Blancanieves tenía un con un corazón de oro, así que inmediatamente ofreció su ayuda.
Cuando llegaron al arroyo, Blancanieves pregunto:
“¿Dónde está el animal?”
El sirviente se le acercó por detrás silenciosamente, sacando un cuchillo de su bolsillo. “Discúlpeme princesa, la reina me ordenó a hacer esto. No es personal.”
Blancanieves se dio cuenta de lo que pasaba y huyó. El sirviente la persiguió, pero la princesa era mucho más veloz de lo que él había imaginado.
Corriendo lo más rápido que podía, Blancanieves no se dio cuenta de todas las piedras en la tierra. Su zapatilla se atoró en una roca, y Blancanieves se cayó al agua. El sirviente la atrapó y sacó su cuchillo otra vez, listo para completar el trabajo horrible.
“¡Por favor, déjame ir!”, gritó Blancanieves. “¡Me quedaré en el bosque y nunca volverán a verme en el reino!”.
El sirviente le acercó el cuchillo, y con un movimiento rápido, ¡saz! Cortó un pedazo de su cabello sin lastimarla. El hombre sabía que la niña era inocente y se compadeció de ella. La ayudó a levantarse del agua y dijo, “¡Rápido, muchacha! ¡Váyase lejos y nunca regrese!"
Blancanieves corrió una vez más, y el sirviente regresó al palacio a entregarle el pedazo de cabello a la reina como prueba de que Blancanieves ya había sido eliminada.
En el bosque, Blancanieves corrió y corrió, hasta que finalmente se sentó debajo de un árbol a descansar. Mojada, asustada y cansada, la princesa decidió buscar un lugar donde esconderse. Miró hacia abajo y notó unas huellas de zapato pequeñas en la tierra.
“Seguramente debe haber refugio por aquí”, ella pensó, y siguió las huellas hasta que la llevaron a una casita.
Todo en la casita era pequeño. Había una mesita preparada con siete platitos, y siete camitas colocadas contra las paredes. Esto le recordó del cuento de una niña que entró a una casa sin invitación, y, groseramente, usó todas las cosas de los osos viviendo ahí. Blancanieves era muy respetuosa, así que tocó la puerta.
Cuando nadie abrió, ella caminó por el lado de la casa y miró por la ventana. La casa era un desastre. Blancanieves era muy limpia y organizada, así que ignorar el desorden la molestaría mucho. Entonces, brincó dentro de la casa por la ventana, pero en vez de comer la comida y dormir en las camas, rápidamente se puso a limpiar.
Los dueños de la casa regresaron al atardecer. Cuando Blancanieves escuchó la puerta, pensó que el sirviente de la reina la había encontrado. Asustada, corrió a esconderse, pero se calmó al escuchar voces suaves– eran siete enanos mineros que, diario, cavaban en las minas de las montañas en busca de joyas finas. Encendieron sus velas y notaron que alguien había entrado a la casa.
“¿Quién lavó mi ropa?”, uno preguntó.
“¿Quién lavó los platos?”, preguntó otro.
El tercero preguntó con asombro, “¿Quién tendió mi cama?”
Blancanieves salió de su escondite, e inmediatamente se disculpó por entrar a la casa sin permiso. En vez de estar enojados, los enanos le agradecieron por limpiar todo y le ofrecieron refugio por la noche.
La mañana siguiente, los enanos cocinaron un desayuno delicioso para Blancanieves. Ella les contó lo que había pasado en el bosque. Los enanitos sintieron mucha lástima por ella y le ofrecieron vivir en la casa. Agradecida, Blancanieves ofreció limpiar mientras ellos estaban en las minas.
Cada mañana, los enanos iban a la montaña y buscaban joyas finas para su colección, dejando a Blancanieves sola en la casa. Esto le daba nervios a los enanos, pero ella les aseguró que no le abriría la puerta a nadie.
Mientras tanto, la reina, creyendo que Blancanieves estaba muerta, no le había
preguntado nada a su espejo en unas semanas. De pura curiosidad, decidió pararse frente a su espejo y le preguntó:
“Espejito, espejito, con tu sabiduría eterna, dime que nadie es más bella que la reina”.
Y esta vez, el espejo respondió:
“Su majestad, en el bosque sigue la doncella. Blancanieves todavía es la más bella”.
La reina sabía que el espejo no mentía. Rápidamente, se dio cuenta qué el sirviente la había engañado, y se le ocurrió un plan para matar a Blancanieves ella misma. "Blancanieves desaparecerá de este reino", dijo, "incluso si me cuesta la vida".
Ella sabía que Blancanieves era muy astuta, así que debería de disfrazarse como alguien más. Se pintó arrugas en el rostro y se vistió como una anciana irreconocible, ya que Blancanieves nunca sería grosera con una persona mayor. Con sus pociones malignas, preparó una manzana envenenada– era roja, brillante y tentadora, pero un bocado resultaría mortal. Y con ese disfraz, se fue al bosque a buscar a Blancanieves.
Más tarde, Blancanieves estaba leyendo un libro sobre joyas, cuando alguien tocó la puerta. Miró por la ventana y vio a una anciana.
“Hola mi niña. Estoy vendiendo manzanas. ¿Quieres una?”.
“Lo siento, pero no debo dejar entrar a nadie", gentilmente respondió Blancanieves.
“No te preocupes, mija. Te la doy por la ventana, y te la regalo por ser tan amable”, dijo la anciana.
Blancanieves, no queriendo ser grosera, contestó "bueno, supongo que estaría bien". Extendió la mano y tomó la manzana roja y brillante.
“Cómetela, hija. Dime si te gusta”, insistió la anciana.
Blancanieves mordió la manzana. De repente, todo alrededor de ella lentamente comenzó a hacerse borroso, y en unos segundos cayó desplomada. La anciana, quien realmente era la reina, huyó de la escena, orgullosa que finalmente se había deshecho de Blancanieves.
Cuando los enanos llegaron a casa esa noche, encontraron a Blancanieves tirada en el suelo. Intentaron despertarla, pero fue inútil. Al día siguiente, los enanos hicieron una cama de flores en el pasto afuera de su casa, esperando que si colocaban a Blancanieves afuera, el calor del sol la despertaría.
Los enanos se reunieron alrededor de ella, sollozando por su amiga. Unas horas después, oyeron el galope de caballos. Un príncipe y sus soldados estaban pasando por el bosque cuando vieron a la mujer sobre las flores, y a los enanos llorando.
El príncipe detuvo su viaje y ofreció ayudar a los enanos. Ellos le dijeron que encontraron a Blancanieves con una manzana en el piso, y que no la podían despertar.
“Esto parece obra de magia oscura”, respondió el príncipe. “Si tuviera esmeralda y zafiro, podría hacer un contra-hechizo para despertarla, pero no sé donde conseguir joyas finas en este reino”.
Afortunadamente, los enanos tenían una colección de joyas enorme, ya que eran mineros. Corrieron dentro de la casa y le dieron las joyas al príncipe.
“¿Cómo es que sabes magia para estas situaciones?”, le preguntó uno de los enanos.
“Bueno, tienes que saber estas cosas cuando eres un príncipe”, él respondió.
Rápidamente, todos colocaron varias rocas de esmeralda y zafiro alrededor de Blancanieves. El príncipe dijo las palabras mágicas, y las joyas empezaron a brillar unos hermosos colores verdes y azules. De repente, Blancanieves abrió los ojos y se levantó con un brinco.
“¿Qué pasó? ¿Dónde estoy?”
El Príncipe y los enanos estaban llenos de alegría. Blancanieves miró a su alrededor y vio a los siete enanos y a un joven alto que no reconocía. Se acordó de la anciana y la manzana, y se dio cuenta de que la reina la había engañado. Pero, al sentir el amor de sus amigos leales, en vez de enojarse, comenzó a reírse. Y pronto, todos estaban riendo juntos. Los enanos le contaron que el príncipe la había salvado, y el joven sugirió llevarla al reino de él, lejos de su madrastra. Blancanieves aceptó, con la condición de que sus amigos pudieran venir con ella.
Juntos, todos viajaron al reino lejano, y Blancanieves y el príncipe se dieron cuenta qué tenían mucho en común. Cuando llegaron al reino lejano, ¡resultó que era el mismo lugar donde su padre estaba ayudando! Blancanieves, el príncipe y los enanos le contaron todo al rey, quien inmediatamente mandó a sus soldados a arrestar a la reina malvada. Años después, Blancanieves y el príncipe se casaron, y vivieron con los enanos en el castillo felizmente.
Colorín colorado, este cuento se ha acabado.
Gracias por escuchar Blancanieves, un cuento escrito por los hermanos Grimm y adaptado por Lorena Romero. Esta fue una grabación y traducción de LibraryCall.