La sirenita
Audio Type:
story
Language:
English Title:
The Little Mermaid
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Duration:
8:52
Transcript:
Este cuento se llama La sirenita, escrito por Hans Christian Andersen, y traducido y leído en Español por Lorena Romero. Esta es una adaptación y grabación de LibraryCall.
En el océano, donde el agua es profunda y tan clara como un cristal, el Rey del Mar gobernaba su reino submarino.
Este reino estaba lleno de flores y plantas oceánicas hermosas, y peces magníficos. En la parte más profunda y bella del mar estaba el castillo del Rey. Los muros del castillo eran hechos de coral y el techo estaba formado por conchas que se abrían y cerraban con el fluir del agua. En cada concha brillaba una perla reluciente.
El Rey del Mar tenía seis hijas, las princesas del mar que eran admiradas por todos en el reino. Su hija menor era la más curiosa y hermosa de todas.
A la sirenita le encantaba oír cuentos del mundo sobre el mar. Siempre le pedía a su abuela que le contara todo lo que sabía sobre la vida de los humanos.
“Cuando crezcas”, dijo la abuela, “podrás subir a la superficie del océano y sentarte en las piedras en la noche. Verás los barcos, los bosques y las ciudades por ti misma".
Cuando la sirenita cumplió dieciséis años, finalmente pudo nadar a la superficie del océano. Vio un barco enorme flotando tranquilamente sobre el agua. Era tan grande que no se movía con la brisa. Los marineros estaban sentados en la cubierta tocando música animada.
La sirenita nadó junto al barco para asomarse por las ventanas de la cabina. La ropa, las voces y los cantos de las personas eran fascinantes. Pero el humano más hermoso de todos era un príncipe joven con ojos grandes y negros. Ella se quedó en la superficie hasta muy tarde, admirando al príncipe cantando y bailando con sus compañeros de barco.
De repente, el príncipe se tropezó y se calló del barco al agua. Rápidamente, se hundió en las olas profundas. Al principio, la sirenita se alegró, porque pensó que podrían estar juntos. Pero inmediatamente recordó que los seres humanos no podían vivir en el agua y que cuando él bajara al palacio seguramente no podría respirar.
¡Ella no dejaría que eso pasara! Nadó bajo el agua hacia el príncipe, jaló su cuerpo a la superficie y lo llevó hacia la playa.
Cuando salió el sol, rojo y brillante, el color comenzó a volver al rostro pálido del príncipe, pero sus ojos seguían cerrados. La sirenita le acarició el cabello mojado hacia atrás. Sabía que él no debía verla, así que se alejó nadando antes de que se despertara.
Ella pensó en el príncipe día y noche. Quería ser humana más que nada en el mundo, así que decidió visitar a la bruja del mar. La bruja vivía en una casa construida de huesos de marineros náufragos.
"Sé lo que quieres", dijo la bruja del mar. "Quieres deshacerte de tu cola de pez y, en su lugar, tener dos piernas humanas para que el príncipe se enamore de ti. Te ayudaré con esto, pero te va a costar, mi princesa." La bruja se carcajeó.
"Te prepararé una poción", dijo la bruja del mar. "Debes nadar hasta la superficie del agua mañana antes del amanecer y beberla. La poción hará que tu cola se convierta en piernas humanas. Si decides beberla, nunca volverás a ser una sirena, y nunca podrás regresar al palacio de tu padre. ¿Estás segura qué esto es lo que quieres?
"Creo que sí", dijo la sirenita.
"Pero te advierto, si el príncipe no se enamora de ti y se casa con otra persona, tu corazón se romperá y te convertirás en la espuma sobre la cresta de las olas".
La sirenita palideció. Sin embargo, ella contestó: "Bueno. Lo haré".
"Una cosa más. Necesito un pago pequeño", dijo la bruja, "Debes darme tu voz. Tienes la voz más hermosa de todas las criaturas marinas, ¡y la quiero para mí!”
"¡No!" dijo la sirenita. “¿Cómo hablaré con el príncipe? Puedes quedarte con mi cola de sirena, o con mi cabello largo. Pero, más que nada, ¡necesito mi voz!”
"Tu voz es el único pago que aceptaré", respondió la bruja. “Tómalo o déjalo.”
La sirenita no sabía qué hacer. Sin su voz, no podría hablar con el príncipe. Pero, sin piernas, ni tendría la oportunidad de verlo cara a cara. Dándose cuenta de que solamente tenía una opción, la sirenita respondió, “está bien”.
La bruja sonrió, colocó su caldero en el fuego y preparó la poción mágica.
“¡Ahora canta!”, dijo la bruja. Mientras cantaba la sirenita, la bruja del mar atrapó su voz en una concha retorcida. De repente, la sirenita ya no pudo emitir ni un sonido.
Esa noche, la sirenita no se despidió de su familia. Ya no tenía voz y sabía que despedirse le rompería el corazón. Nadó sola a través del agua oscura hasta que llegó a la superficie del océano. Se acostó en la playa y bebió la poción mágica. Su cola inmediatamente se convirtió en piernas y pies. Agotada, la sirenita se durmió en la playa, con las olas cubriendo sus pies nuevos.
Cuando salió el sol, la sirenita se despertó y vio al príncipe arrodillado junto a ella en la arena.
"¿Estás bien?", preguntó el príncipe. "Me... pareces familiar. ¿De dónde eres?"
Ella lo miró con ojos profundos y sonrió, pero no pudo decir nada. "¿Necesitas ayuda? ¿Te gustaría venir conmigo al palacio?" Ella asintió con la cabeza.
Como nadie podía averiguar de dónde vino la mujer hermosa, la invitaron a quedarse en el palacio. El príncipe y la sirenita pasaron muchas horas juntos, caminando por el bosque, comiendo en picnics y viendo la puesta de sol sobre el océano.
Viendo el paisaje precioso, el príncipe la abrazó y le dió un beso en la frente. Los ojos de la sirenita parecían decir: "¿Me amas?"
"Eres muy especial para mí, pero tengo que casarme con otra persona", dijo el príncipe. Su padre había acordado que su hijo se casaría con la hija de un rey vecino.
Una semana después, el príncipe y la sirenita se pararon en la cubierta del barco que lo llevaría al país de la princesa. El príncipe le contó cuentos de peces extraños y criaturas mágicas en las profundidades del océano. Ella sonrió, porque sabía mejor que nadie las maravillas que habían al fondo del mar.
La sirenita sentía que su corazón ya estaba roto. La mañana de la boda, ella se iba a convertir en espuma de mar. Sabía que esta era la última noche que iba a ver al príncipe. Ella había abandonado a su hogar y su voz por él, pero él no sabía nada del destino que le esperaba a la sirenita.
La mañana de la boda, la sirenita vio cientos de criaturas transparentes y hermosas flotando a su alrededor bajo el sol brillante. Sus voces eran melodiosas y divinas. La sirenita se había convertido en espuma de mar y comenzó a flotar con las criaturas. "¿Dónde estoy?", ella preguntó. Su voz había regresado y ahora era más hermosa que cualquier sonido.
"Estás con los espíritus del mar", respondió uno de ellos. "Ahora eres una de nosotros. Damos vida al océano y cantamos para sanar corazones rotos".
La sirenita levantó los ojos hacia el sol, sintió el poder de su voz y comenzó a cantar.
El fin.
Gracias por escuchar La sirenita, un cuento escrito por Hans Christian Andersen y traducido y leído en Español por Lorena Romero. Esta fue una adaptación y traducción de LibraryCall.