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El Oso que perdio su cena

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El oso que perdió su cena. Érase una vez la vieja Madre Gorra Roja que paseaba por el bosque y llegó a un cerezo silvestre, cuyas ramas colgaban de cerezas. Trepó al árbol para recoger su delantal lleno de cerezas cuando llegó Bruno, el Oso, caminando bajo el árbol. Miró hacia arriba entre las ramas y allí vio a la vieja Madre Gorra Roja. —Baja, madre —gruñó—, para que te coma. La Vieja Madre Gorra Roja no quería que se la comiera Bruin, el Oso, así que pensó, y pensó, y luego dijo: "No quieres comerte a una anciana como yo.

La Ardilla que parloteaba demasiado

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La Ardilla Que Parloteaba Demasiado Érase una vez, cuando los indios y los animales vivían juntos en el mismo bosque y los animales podían hablar, la ardilla listada era la mejor habladora de todas. Vivía en una cabaña en medio del bosque con su abuelo, que también era muy viejo y sabio. Pero la ardilla era joven y muy atrevida. Era capaz de correr tan rápido, trepar a los árboles y saltar de una rama a otra que pensó que nada en el mundo podría hacerle daño. Tenía una voz más fuerte que nunca. Parloteaba todo el día, presumiendo de sí mismo.

Don Leon y Don Ratones

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Don leon y don raton Había una vez un león muy fiero que se paseaba elegante por su territorio. Todos los animales le miraban con respeto y admiración, aunque también con un poco de miedo. Solo a Don Ratón parecía no importarle qué Don León fuera un animal tan poderoso. - Veréis como no le tengo miedo - dijo Don Ratón a sus amigos. - No tienes valor suficiente, Don Ratón - le dijeron ellos. - Soy lo suficientemente valiente como para jugar con la cola del león - dijo Don Ratón. - No eres valiente, eres estúpido - le dijeron los demás ratones-.

Caballos y ratones

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Caballos y ratones Había una vez un hermoso lago apartado, junto al que había un pueblo abandonado. A pesar de la belleza del lugar, los habitantes de aquel pueblo se habían ido marchando, pues estaba muy lejos de la ciudad. El viejo pueblo abandonado se había convertido en un paraíso para un grupo de ratones que llegó allí, tras largas semanas buscando un refugio. Allí crearon su hogar. Poco a poco la comunidad de ratones fue creciendo y tuvieron que organizarse. Todo iba bien hasta que un día el pueblo empezó a temblar. Un ruido tremendo se acercaba y con él aumentaba el temblor.